PRENSA - OTROS
A menudo nos hemos encontrado con que, para definir el trabajo fotográfico a realizar en una película se nos describe la imagen como realista o natural, utilizando estos dos términos como sinóminos. Aunque el realismo y el naturalismo se dan la mano, no son exactamente lo mismo. Conviene recordar que el término realista en el arte surge en Francia a mediados del XIX de la mano de críticos como Théophile Gautier y Campfleury que utilizan dicha expresión para definir la pintura de Courbet como exponente de un movimiento, que por oposición al romanticismo representado por Delacroix, se fija en la naturaleza, observándola con atención y analizando los detalles que la constituyen para luego reproducir esta fielmente en los lienzos. Esta manera de pintar intenta eliminar todo aspecto subjetivo y no ocultar los aspectos más desagradables de lo cotidiano, algo que levantó las iras de los románticos, tachando las obras de Courbet o Millet como "feas". La tradición realista se encuentra no solo en la pintura sino también en la literatura, la escultura y se extiende hasta el cine mismo de los sesenta cuando Néstor Almendros dice: "Parto del realismo. Mi forma de iluminar y de ver es realista. No utilizo la imaginación, utilizo la observación". Como derivación y en estrecha relación con el realismo surge a finales del XIX un movimiento conocido como los paisajistas de Barbizón que combinan la observación y el análisis de la naturaleza con la sensación del artista para conseguir transmitir, ya no solo lo real de forma objetiva sino también sentimientos y emociones....